Nancy Miriam Méndez Castañeda
Trabaja con niños. Es maestro de educación física a nivel primaria. Su nombre es Luis y tiene 37 años, seis de ellos de vivir con sida.
"Obviamente en mi trabajo no lo saben, a lo mejor habrá gente que se enteró y se fue, pero lo más importante es que hay gente que se enteró y aún sigue conmigo como son mi familia que son piedra angular de esta etapa", dice.
Aunque sabía utilizar el preservativo, Luis adquirió el virus por falta de prevención, según platica.
"Yo soy gay y fue con mi pareja de aquel entonces", agrega, "cuando te ves involucrado en una relación totalmente de amor y de fidelidad entre comillas, piensas que no te va a ocurrir nunca y te desproteges".
Duró aproximadamente diez años con el vi! rus, sin saberlo. Cree que su pareja desconocía que portaba el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
"Cuando yo me enteré que tenía la enfermedad, él ya había fallecido, me dijeron que fue en un accidente automovilístico cuando no fue así".
Algunos síntomas aparecieron, primero una gripa que no se quitaba fácilmente, después baja de peso y la aparición de un hongo en el pulmón que le causó pérdida de visión.
Luis recibió los resultados de VIH a sus 30 años de edad, cuando no tenía pareja.
"En algún momento llegué a pensar que mis padres no me iban a apoyar y la respuesta fue impresionante", explica, "conté con el apoyo de mis papás y de mis dos hermanos para salir adelante, ellos ya sabían que era gay", dice.
A pesar de que la noticia llegó en un momento de éxito profesional, el sida llevó a Luis a replantear su vida.
"Piensas que te vas a morir a los tres minutos y que no hay una opción más de vida para ti", comenta, "cuando empiezas a informarte te das cuenta que ya no es tan mortal como se pensaba hace 20 años".
Sin embargo, el costo de la enfermedad en el inicio del tratamiento era alto y Luis pagaba hasta 20 mil pesos al mes, con la atención de médicos particulares.
Después consiguió trabajo en una segunda escuela que tenía seguridad social. En las unidades médicas fue discriminado por su enfermedad, pero finalmente atendido.
"Por abandonar el tratamiento tuve un proceso de depresión como de cinco meses, no quería ver a nadie, no quería que me vieran y mi familia me ayudó a salir adelante".
A pesar de ello, Luis no dejo la oportunidad de amar otra vez.
"Ya he tenido pareja después de la enfermedad y saben perfecto mi serología, se da simplemente decirles que soy seropositivo, vivo con VIH y hay gente que se va y hay gente que te dice que no hay ningún problema".
Hasta la fecha continua con su trabajo, dan! do clases a los niños y el sida no es una dificultad para ello.
"Tenemos que buscar información de todas las enfermedades, tener un método de prevención.
"Tenemos que empezar a tener una educación ya que tenemos la enfermedad para poder subsanar todas estas enfermedades oportunistas, para empezarlas a prevenir y tener una mejor calidad de vida, ese el gran aprendizaje que me deja el sida", concluyó.
Los Cadillacs
Hace 15 años.
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