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Lo sublime

sábado, noviembre 26, 2005

Sufren violencia el 46.6 por ciento de mujeres en México

Testimonio: "Con un mes de noviazgo, él me dijo una grosería, así empezó"
Nancy Miriam Méndez Castañeda
Su voz se escucha segura, firme. Han pasado algunos años, pero las marcas de los golpes, los insultos, las patadas en la calle y las violaciones sexuales no se han ido de su memoria.
Se trata de Santa Clara Castellanos de 42 años, que desde sus 17 experimentó la violencia de género.
Hija de padres alcohólicos, su primer noviazgo duró un año, con Arturo, un joven de 15 años, que después se convirtió en su esposo.
Con él tuvo tres hijas.
"Mi relación de pareja desde el noviazgo fue muy violenta, hubo muchos golpes y muchos insultos, aún con mi embarazo de mi primera hija no respeto él mi vientre y me golpeaba", explicó Santa, "yo pensaba que cuando naciera mi bebé él iba a cambiar, todo se iba a calmar, pero no fue así".
La violencia comenzó con una grosería al mes de noviazgo.
"En vez de sentir molestia yo decía ¡ay, qué linda la grosería que me dijo, ya me tiene confianza, ya me quiere!, me sentí normal, porque así veía que le hablaban a mi mamá y a otras vecinas", agregó, "entonces ya de las groserías empezó con empujones".
Santa recuerda que en alguna ocasión, después de una plática con uno de sus vecinos, Arturo la recibió con un puñetazo en la cara.
"Me empezó a golpear, me agarró de los cabellos, me llevó lejos de mi casa para poderme golpear y me pegó enfrentito de sus amigos", añadió, "a partir de ahí ya no paró".
Cuando Santa tenía siete meses de embarazo, Arturo la pateó en la calle, cuestionando la paternidad de su primera hija.
"Me golpeó, me tiro al piso en la calle, incluso un chico que pasaba por ahí me quiso defender y él como era muy macho, le dijo que qué se metía, que ella era su vieja, que podía hacer lo que quería", agregó.
Sin embargo, comenzaron a vivir juntos en la casa de Santa donde Arturo se mudó. Los golpes no pararon.
"De las 24 horas, si ocho trabajaba las demás eran de golpes y de insultos y muy poco de cariño", acotó, "pero siempre estuve con él".
La violencia que sufrió Santa fue de tipo emocional, económica, física y sexual, según platica.
"Su violencia era insultarme, pegarme, decirme de groserías, empujarme, decirle a sus amigos que yo podía hacer y deshacer en lo que ellos quisieran, ofrecerme a sus amigos", añadió, "un día me violó sexualmente con su hermano".
Cuando sus hijas tenían en promedio 12 ó 13 años, e impulsada por ellas, Santa interpuso una demanda que tuvo como resultado la detención de Arturo a los tres meses.

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