Yo, más que un signo, ¿cuál es mi significado?

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Lo sublime

martes, diciembre 06, 2005

Una mujer trabajadora

Testimonio, complementación del trabajo Actividad Económica Femenina
Nancy Miriam Méndez Castañeda
Pico y pala son sus herramientas de trabajo, su traje un pantalón y camisa de manga larga azul marino y zapatos industriales de suela ancha.
Una gorra detiene su cabello largo hasta los hombros. En sus pestañas rímel negro.
María Concepción Estrada Meléndez, de 35 años, trabaja de ayudante de albañil en el área de saneamiento de la delegación Benito Juárez. Su sueldo dos mil pesos a la quincena.
Su cuadrilla, compuesta de hombres, dedica su jornada de trabajo al destape de drenajes, reparación de fugas e instalación de agua.
María Concepción lleva seis años en este puesto que antes era de su esposo.
"Antes no trabajaba, porque mi esposo era el que trabaja aquí, pero falleció él y me quedó su plaza", cuenta, "la necesidad es la que nos hace, es lo más que me orilló a trabajar aquí".
No le dio miedo ingresar a su primer empleo remunerado con sólo compañeros hombres, después de ser ama de casa y madre de cinco hijos.
"Yo sabía de los riesgos y para mi no es pesado, mientras haya trabajo todo es mejor", platica.
La cuadrilla sale a trabajar, antes un yogurt y cargar los tubos de concreto a las camionetas. la mujer los arrastra hacia el transporte.
"Les ayudo a hacer mezcla, les ayudo a desazolve de destapar coladeras, a los drenajes, pues a subir la herramienta, a un poquito de todo lo que hacen ellos", agrega.
Apenas son las ocho de la mañana. Su jornada laboral oficial es de 07:00 a 15:00 horas, pero ella comienza en su casa desde las 05:00 horas.
"De aquí (al salir) me voy con mis hijos y me llevan ropa para lavar o planchar", dice.
Llegan al lugar de la instalación y comienza la ruptura del concreto de la calle. María Concepción hace a un lado los trozos y toma una pala para escarbar dos metros de profundidad. Toma la iniciativa y comienza, hasta que sólo se le ve la gorra y su cuerpo se esconde en el hoyo.
Otros remueven la tierra con el pico y ella la saca. Casi son las 10:00 horas y sus mejillas se ponen rojas mientras suda.
"A veces ando agarrando la mezcla, no tengo miedo de ensuciarme, no me asusta nada de eso, a veces si me tocan las aguas negras, es nuestro trabajo diario", agrega, "me encanta mi trabajo".
No ha podido ascender a otro puesto por sólo tener la primaria.
"Hay veces que ellos (compañeros de trabajo) me dicen cuando tengo que ir a lo de la escuela, pero como le digo a mi jefe: o estudio o trabajo, prefiero trabajar.
"No me da cosa, ni asco, es mi trabajo y a mi me gusta mucho lo que hago", menciona.
Sus compañeros dicen que es bien entrona y no la dejan mucho, porque es mujer.
"Aunque a ella se le ha tratado de detener un poco, ella es un poquito atrabancada", comentan los de su cuadrilla, "la mujer es más frágil y se le tiene que cuidar".
Pero ella continúa escarbando y no se detiene hasta ver concluido su trabajo.

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