Una crónica de la Peregrinación de las Ferias Unidas del DF
Por Nancy Miriam Méndez Castañeda
Partieron desde la una de la tarde de la Glorieta de Peralvillo a la Basílica de Guadalupe. Su vida es la feria.
Son más de 800 personas que cantan y caminan cargando coronas florales de colores por Calzada de Guadalupe.
Los automovilistas, ante el calor de las dos de la tarde y el tráfico, abren el paso a los rezagados y algunos tocan el claxón.
Margarita Baeza Sánchez, integrante de la peregrinación de las Ferias Unidas del Distrito Federal ha venido cada año, desde que tiene memoria según cuenta, a dar gracias a la Virgen.
“La feria es una tradición que viene por generaciones”, platicó, “mi mamá, mi padre se dedicaban a las ferias, como desde hace unos 150 años viene esto”.
Ahora Margarita es la encargada de organizar la peregrinación de cada año. Trabaja en la feria vendiendo platanitos fritos y además tiene un aparato mecánico infantil.
A sus 62 años, ya sin los dientes de enfrente, exhorta a los asistentes a celebrar en su casa.
“Había otra persona que se encargaba de las peregrinaciones, pero como se murió yo me decidí a seguir adelante de esta tradición”, dijo, “toda la gente que ve, me apoya, porque me apoya con su cooperación, para seguir adelante con esta peregrinación”.
Vestida de verde, el cabello corto chino y café, levanta la mirada a la entrada de la Villa.
“Ya el Gobierno quiere desaparecer las ferias, pero ya no, vamos a seguir adelante porque todavía tenemos hijos y nietos que siguen la misma carrera que nosotros”.
Rosario Serrano también es feriera de tradición, como ella misma se nombra. Sus padres, hijos y hasta bisnietos se dedican a la feria.
“Es una tradición en algunas ocasiones hasta de nuestros padres, esto es una herencia que tenemos, de todas las personas que nos dedicamos a este negocio”, contó, “nuestro negocio son las ferias del DF y de la República Mexicana, algunas trabajan también”.
Este año, el agradecimiento a la Virgen de Guadalupe es por todo el trabajo del año.
“Darle gracias a la Virgen por los favores recibidos durante todo el año y solicitarle también que nos siga bendiciendo con su sombra para apoyarnos, para cuidarnos y que nos dé salud para seguir trabajando”.
Rosario cuenta con juegos pequeños de destreza, suertes y dos aparatos mecánicos pequeños, una canoa y una silla voladora, pero sólo puede trabajarlos dos días en un solo lugar y en ocasiones lo que resta de la semana no trabaja.
“A veces apenas nos alcanza para pagar los gastos”, dijo, “y el mayor problema que tenemos los que nos dedicamos a las ferias son la falta de espacios para trabajar, por la falta de espacios para trabajar las autoridades correspondientes en cada delegación son mucho más estrictas”.
Sin embargo, destacó que ellos se seguirán dedicando a la feria, en la provincia y en México, aunque si cuentan con un domicilio particular en el DF, y continuarán con la tradición de las peregrinaciones de cada año.
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