Por Nancy Miriam Méndez Castañeda
La tecnología avanza y con ella llega internet.
El teléfono suena. Un peso y centavos el minuto, 156 pesos la renta, dos pesos con 50 el minuto de celular, 100 llamadas libres y justo en la fecha de vencimiento el recordatorio de pago.
Detrás, miles de trabajadores en el País.
Son peregrinos de Teléfonos de México, que prefirieron venir personalmente a la Basílica de Guadalupe a visitar a la Virgen, en lugar de utilizar la conexión de Internet para mandar sus peticiones.
Internet es una preocupación en sus fuentes de trabajo.
Juan Pérez Quiroz, de 77 años, jubilado hace 15 años y telefonista por otros 35, está orgulloso de su profesión heredada de su padre, quien trabajó en el área de Registro, donde asignaba los números de teléfono.
Con lágrimas en los ojos, tras los cristales de los lentes, mirando a la Virgen y conteniendo la respiración, cuenta que haber sido telefonista por tantos años fue una gran satisfacción en su vida.
“El ser telefonista, hay una cosa que no se olvida haber conocido a varios gerentes, porque yo le encuadernaba a la empresa”, agrega, “entonces se siente uno muy orgulloso de tanto trabajo y aparte hay una cantidad de dinero pues que entra día a día y no estamos como otros trabajadores y la empresa ha crecido mucho y el nuevo gerente es muy buena gente”.
Sin embargo, añade que la telefonía avanza conforme lo hace la tecnología, que poco a poco hace a un lado a la mano de obra.
“Eso del internet está desplazando a la gente”, dice, “ahora es el video, el sonido, mucha gente se va a quedar sin trabajo”.
Juan porta en su mano derecha una vela rodeada de plástico de color verde, así como todos sus compañeros, pero en tonos distintos.
La 60 peregrinación con más de mil 500 personas avanza llena de luces que brillan a las 19:00 horas en la explanada de la Basílica. Esta es la décima que Juan organiza.
Arturo Martínez Hernández, de 52 años, trabajador de Líneas Mantenimiento, también expresa su preocupación.
“Ya está entrando nueva tecnología, unos aparatos que se llaman módems, los que ponen en cablevisión”, platica, “con el tiempo ese módem va a abarcar muchas ramas de trabajo que nosotros estamos haciendo, si nos va a desplazar un poco”.
Su tarea en la empresa es componer los teléfonos públicos, lo que implica peligros por la exposición a la corriente eléctrica, de la que han sufrido varios accidentes compañeros suyos, algunos muriendo electrocutados.
Sin embargo, cuenta que le gusta su trabajo, aunque dice no saber si después lo tendrá.
“Una de las plegarias es que no sean desplazados los trabajadores, aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, yo digo que en un plazo de unos cinco años ya se va a ver claramente”.
Arturo agrega que no piensan quedarse atrás.
“Nos estamos integrando a la tecnología, que sí nos los proporciona la empresa, estamos tomando cursos ahorita de líneas privadas, y si nos proporciona los medios para prepararnos mejor, eso es lo que vamos a hacer”, dice, mientras el mariachi canta a la Virgen en la entrada de la Basílica.
Arturo comenta que Telmex ya había visualizado este avance y que aunque le queden cinco años de trabajo y no mire el avasallamiento de la tecnología, pide a la Virgen para que conserven sus compañeros su espacio laboral.
“Ya quedamos muy poca gente, porque no hay vacantes, tiene diez años que no entra una persona a la red, diez años, esto lo visualizó la empresa desde hace mucho tiempo y esto se va a hacer como un embudo y así vamos a estar”.
Hombres y mujeres cantan mientras se abren las puertas de la Basílica, que los reciben tras la corona de flores, mientras la luz de sus velas, se une a la luz de la Iglesia que los espera.
Los Cadillacs
Hace 15 años.
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